martes, 12 de febrero de 2008

Teoría de la multilaminidad

Observaba el pequeño tablero abisagrado a la pared, mantenido en forma horizontal por una delgada cadena fijada en la pared. Hablemos sin oscuridades: mi exigua mesa plegable. ¿Qué la hace tan curiosa? Quizás mi soledad, mi lejanía, mi aislamiento; motivos suficientemente valederos, modificadores importantísimos de mi percepción. Dejemos de lado los factores sicológicos. ¿Qué tiene para llamar la atención, esa mesa?
Contesto: la madera que compone la plancha, donde se pega el contrachapado plástico. Está compuesta de finas láminas, unidas por algún tipo de cola o cemento, prensadas, superpuestas unas sobre otras para lograr obtener el espesor requerido. Si tuviese un cortaplumas podría insertar la hoja entre las chapas, jugar con eterna paciencia y separarlas una a una. Cierta lujuria emplearía, cierto gusto a la penetración, cierta impudicia. Me imagino, me parece, escuchar el ligero sonido del desgarre; el estallido de la fibra en diminutas implosiones, el olor a leño recién cortado.
Pero esta descripción no es el tema principal del texto, sino la incitación que ha provocado en mi razón esta madera compuesta, resultando de tal influjo la teoría que de acá en más denominaré: “De la multilaminidad”.
El próximo desarrollo relacionará el Ser o Existir; el pasado, el presente, el futuro; la nada, el acto creativo.
Para describirla me apoyaré en principios de geometría o matemáticas, usaré la definición del plano, el concepto de infinito o su término derivado: infinitesimal.

Bien, imaginemos una película donde se narra cualquier historia. Si nos situáramos en el medio del metraje, podríamos afirmar muy seguros que lo visto hasta ese momento es el pasado; lo faltante de la trama, lo no visto, el futuro. Al detener la proyección, quedamos situados en el perfecto presente.
Si pretendiéramos ver el presente a partir de la cinta en movimiento, veríamos el presente transformado inmediatamente en un pasado reciente. La existencia del personaje estaría impreso en cada cuadro de la película; como lo mencioné antes, cada uno en su perfecto presente, congelado. Si en vez de disponerse estos cuadros devanados en carrete los colocáramos uno encima de otro, como las hojas del libro, entonces me deja ubicado para enunciar mi teoría.
El plano se compone de dos dimensiones: ancho, alto. Carece de espesor; por lo tanto, podríamos acercar millones y millones; de todas maneras, seguirían sin sumar grosor. Podríamos, además, intercalar (no importa la cantidad) muchísimos planos más sin modificar el infinitesimal calibre.
En cada plano se imprime la imagen de cada momento; al conjunto de las innumerables “fojas” lo denominaré: “el paquete”, contempla toda la historia, la película de la vida; en definitiva: “la existencia”. Cada faz atrapa el “presente instantáneo” o “perfecto” que insisto: se diferencia del “presente pasadizado”, presente caducado inmediatamente a cada infinetésima fracción - interpretado por nuestros pobres sentidos- de “tiempo”.
Cada imagen coexiste con todas las demás, la ocurrencia es simultánea dentro del “paquete”.El paquete dura un instante tan corto al punto de no existir. Es el cabeceo de un sueño del acto creador. El paquete flota, (cual barquillo de papel en el océano) en la “Matriz”; éter infinito; carente de luz, de temperatura; sin tiempo.

El paquete es pensamiento; la matriz que lo incluye: los vacíos aledaños inconmensurables que lo rodean.

Dentro del paquete hay distintos y múltiples momentos detenidos, que son como cada cuadro de la película. Todos existen lo que dura el paquete, o sea: cercanísimo a la nada.
Pero… por cierto mecanismo que pienso describir, afirmo que hay una conciencia del tiempo dentro del paquete, solo una apariencia. Como aquella que nos brinda el mago prestidigitador al hacer su truco.
Los planos, con sus correspondientes momentos dibujados, presentan cierta permeabilidad en un solo sentido, de adelante hacia atrás. Lo digo en estas palabras para poder explicarlos, pues, el “paquete” no tiene ni atrás, ni adelante, ni abajo, ni arriba. A los planos del medio les llegan reminiscencias de aquellos ubicados más atrás (o por debajo); se conforma entonces una sensación de pasado. Es como la brisa que nos trae aromas de flores lejanas. El futuro puede, en algunos casos poseer permeabilidades inversas que, como un reflujo filtrado, nos devuelve recuerdos del futuro. Los llamaré: vaticinios, precognición, profetización, corazonadas, etc.

Intersecciones
Los “paquetes” (y su componente: los planos) poseen la propiedad de insertarse entre sí; son, a la vez, capaces de hacerlo en cualquier ángulo y en cualquier cantidad.
Cada lámina de un paquete podrá ser cruzada por la de otro. El contacto será el segmento de intersección determinada por las dimensiones “ancho-alto”, aportadas por cada plano de los paquetes. Quedará entonces constituido un retículo de segmentos. El tamaño del reticulado dará el grado de intensidad de todo tipo de vivencias de cada “ser”. Para comprender mejor, imaginemos dos juegos de naipes que posean la propiedad de intercalarse de cualquier forma posible.
En el caso de que la inserción sea perfectamente perpendicular, dará a cada “ser” (representado en cada paquete) la sensación de conocimiento y recuerdo hacia atrás y la sensación por todos conocida de: “a este ya lo conozco de alguna parte”. Esta ilusión será más fuerte o no según el grado de superposición. Si fuese total la coincidencia (o sea: en una dimensión), el recuerdo, la sensación, resultarán muy vívidas; tanto que rayará en la tangibilidad.
Mi aclaración anterior dice: “en una dimensión”, afirmación ésta surgida a raíz de que el “paquete” no es una caja. Recordemos que solo tiene dos dimensiones. Y por más que apilemos láminas, siempre tendrá el mismo grosor infinitesimal.
¿Quién origina el pensamiento? Lo llamaré Primer Pneumotor. Primer en el sentido de primero y único; pneuma del latín aire, soplo; motor por iniciador, generador.¿Podemos atribuir a alguien la generación del primer pneumotor? Demasiado fácil sería adosarle la figura de un venerable anciano de larga barba blanca con una vara en la diestra; debo confesar que no tengo la más remota idea (idea en pequeño) al respecto. Intuyo al primer pneumotor como principio y fin, sin que se requiera mediación ninguna para generar su origen. Simplemente “Es”. “Existe” en términos absolutos.
El primer pneumotor es la energía fluyente, de orden inteligente, y no me refiero a la inteligencia humana, tan deficiente y proclive a la equivocación; hablo de la inteligencia perfecta, que comprende cada rincón del tablero, cada molécula, átomo, cada cimbrón de la partícula subatómica de ese tablero; cada movimiento pasado, presente y/o futuro; si me permiten la comparación con el juego de ajedrez, porque como ya lo he explicado, nada terreno es comparable al Primer Pneumotor (ni a la matriz).
El primer pneumotor es inocente de cualquier acto, no premedita acción, no necesita de la finalidad; por su condición independiente, de autosuficiencia, de perdurabilidad (nunca fue creado ni será destruido) no requiere ni está sujeto a nada.
¿Qué material compone al primer pneumotor? Él se compone en su totalidad por la sustancia “idea”; adimensional, carente de peso, flujo de trenzados arcanos, movediza y esquiva, que, como una anguila en el agua, recorre la matriz con rumbos aparentemente azarosos, a tal velocidad incircunscripta, que la rapidez de la luz, es mera tortuga renga en retroceso. Pero velocidad es espacio recorrido en la unidad de tiempo y en este medio no existe el tiempo, ni la matriz posee puntos a recorrer; directamente no existen puntos (es la nada); ni “A”, ni “B”, por lo tanto el espacio entre ambos… menos a nada.
Cuéstele creerlo, querido lector: velocidad sin espacio, sin tiempo, significa la capacidad de estar simultáneamente en todos lados.
Ahora bien; la energética carrera del primer pneumotor en determinados “momentos”, se repliega, expande, arremolina mientras genera vórtices activos que terminan trasmutándose en el suceso pseudo energético llamado “paquete”. De esta manera, hemos asistido al nacimiento y fenecimiento del paquete, tan inmediato como efímero; producto de la única y fenomenal potencia creadora de la cual sólo es capaz el “Primer Pneumotor”.
Dije que la matriz es la nada, el “cero”. El primer pneumotor es el todo, el uno inconmensurable de un sistema binario colosal.
La matriz (la nada) podría fagocitarse la energía del primer pneumotor, diluirlo en lo infinito de su vastedad, como ocurriría al arrojar el contenido de un salero en medio de una gran laguna de agua dulce; pero no, por fortuna la energía del primer pneumotor se mantiene coherente, delimitada a la perfección, independiente total del influjo de la matriz.
¿Se puede entender al primer pneumotor sin la matriz, o viceversa? ¡Imposible! Inseparables como el culo y el calzón, el café y la taza, el cielo y las estrellas. No me pregunten por qué; ni por lo uno, ni por lo otro.
El primer pneumotor se relaciona, de manera análoga al principio de acción-reacción; es inseparable a la matriz en primer grado; al paquete en segundo término.¿Por qué en segundo término? O mejor…: ¿Qué papel juega el paquete, entre la nada y el todo? Así como el ojo se engaña cuando ve finas líneas negras alternadas en lo inmediato por finas líneas blancas y las cree grises, así ocurre con el paquete. A cada plano del paquete se le intercala un plano de la matriz. Y éste es otro aspecto crucial de la multilaminidad.

El paquete y los espacios ínterlaminares
Agrego un nuevo misterio maravilloso: entre cada lámina se intercala otra, constituida por la “nada” de la matriz. De ningún modo contradice lo expuesto; mejor todavía, refuerza la teoría enunciada.
La nada es ausente de colores, es la negrura perfecta, la negrura del vacío donde ni siquiera figura la luz. El primer pneumotor es puro brío “cegador”; si pudiéramos verla nos quemaría las pupilas al instante; es un resplandor tan intenso que no podríamos imaginar. En otras palabras: una luz tan abismal como la oscuridad de la nada.
¿Qué color se le puede asignar al paquete? El paquete inaugura y despide el tornasol en su cortísimo devenir; presenta en esa fracción cierta iridiscensia instantánea, producto de vibraciones de alta frecuencia, (baja longitud y baja amplitud) producida por el roce entre los planos del paquete y de la nada. Como el arco del violín contra su encordado emite sonidos, la actividad interplanaria refleja los colores del arco iris. A estos fulgores tornasolados, se lo confundió desde siempre y se lo llamó: “alma”.
El paquete multilaminar se constituye por “fetas” de reflejos de energía creadora y otras tantas, equivalentes del componente “nada”. Esta mezcla hace que el paquete sea imagen y semejanza del primer pneumotor; claro está, influida por la nada, queda solo a principios de camino; torna a la graduación, lejana; imposibilitada de llegar a ser la figura completa del “Primer Pneumotor”.
Parece una zoncera; tan sencillo, tan increíblemente real.

Sobre los planos del paquete y sus curvaturas
Para evitar la segura bostezalidá, decidí en el principio, no agregar complicaciones al caso; supongo, a estas alturas, que toda la teoría se ha comprendido, por esto, me animo a describir detalles más finos y profundos.
Sin perder la condición de bidimensional, los planos pueden presentar ligeras curvaturas e incluso “abollones”; en estos casos (los paquetes rara vez se presentan perfectos, siempre poseen una pequeña deformación), cada plano difiere en grado mínimo a su antecesor y a su consecutivo. Las diferencias surgidas, promueven efectos convexos y efectos cóncavos, según resulten las sumatorias de los ángulos en juego. Por ejemplo: dado dos planos curvados, pero ligeramente desiguales, aún que cóncavos ambos, uno será menos que el otro; o sea: un poquito más cercano al convexo. Ocurre entonces que aquellas “permeabilidades” de las que había hablado antes, se concentran o se disipan sobre la siguiente o anterior lámina. Las desigualdades presentes dará paquetes con diferentes tensiones internas. Dará distintos tipos de “seres”.
Pero bien, ya comienzo a sentir el cansancio y me aburre atender tanto tiempo sobre algo, que al final no me servirá de nada.Yo debería poner a trabajar mi genialidad en política. Postularme. Eso, me postulo para gobernador. O mejor, me aboco a conseguir el Ministerio de Acción Social. Dicen que por ahí corre mucha plata.
Con respecto a la Teoría de la Multilaminidad, estoy persuadido, es perfectible; además debe ser ampliada y enriquecida. Por otra parte, enfrenta graves probabilidades de fracaso desde su inicio… No promete ninguna vida perpetua después de la muerte terrenal.

Nota de pie:
Bradley creía que el momento presente es aquel en que el porvenir, que fluye hacia nosotros, se desintegra en el pasado, es decir que el ser es un dejar de ser.
Cita: Atlas de J.L. Borges (y María Kodama)
¡Qué ingenuo eres, Bradley!(Nota mía)

33 comentarios:

Anónimo dijo...

Hola Don Gomez; como obra, es interesante su blog, creo que poco comercial, no es lo mismo que el de moda en este momento; en honor a nuestro loord mayor. Hasta pronto. Espero ser el visitante número 3001.

Anónimo dijo...

visite http//:santazorrita.blogspot.com/
uno de los pocos blogs bien escritos.

Anónimo dijo...

Querida Daniela: ¿Y éste, te gusto o no?

Anónimo dijo...

Mi Dios!
Hay algo más aburrido y peor escrito que esto?

Ingeniero Gómez Orlando Andrés dijo...

Está bien... Siempre debe existir algo malo para poder comparar lo bueno. Gracias por tu crítica constructiva, a ti, la del sombrero.

Ingeniero Gómez Orlando Andrés dijo...

Esa primera respuesta fue civilizada, pero me quedé con ganas de otra, un poco más maliciosa y como los gustos se deben en vida...
Es posible que Ud., La del sombrero, no entendiera nada y por tal, no le resultara. Tal vez Ud. se aburre con "El Dante" y se entretiene con Cohelo.
Ahora permítame una pregunta: ¿Cómo hizo para copiar las letras deformadas y colocarlas en la casilla correspondiente? ¿Llamó al enfermero del cotolengo?

Niño indecente dijo...

¿Cómo le va Gómez? Me he pegado una vuelta por su blog y veo que tiene muchas inquitudes y cosquillas literarias. Me alegro mucho. Nos escribiremos. Nos leeremos. Saludos!

Ingeniero Gómez Orlando Andrés dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Ingeniero Gómez Orlando Andrés dijo...

Estimado melancólico y fatal: Como verá, cuando no hay genialidad, el trabajo es arduo, los resultados escasos. La literatura es para mí, una mina hermosa. Yo me he enamorado de ella, pero ella, ni tronco de bola.
Una pregunta:¿La fotografía de portada es de Jimmy Rodriguez? Creo haberla visto en medio de una serie. (El petiso es amigo). Saludos.

Anónimo dijo...

Su estrategia para conseguir una respuesta es tan ingenua como sus ideas literarias y su falsa humildad ("cuando no hay genialidad, el trabajo es arduo, los resultados escasos").
Y Ud. sabe que, muy a su pesar, entendí demasidiado.
Relájese, llevo 35 años de docencia y he visto mucha prosa adolescente, le aseguro que con el tiempo se pasa.

Ingeniero Gómez Orlando Andrés dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Anónimo dijo...
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Ingeniero Gómez Orlando Andrés dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Ingeniero Gómez Orlando Andrés dijo...

A la del sombrero:
El blog es de acceso gratuito; al libro le pongo el precio que crea conveniente. Es mi derecho. Al que le parezca excesivo, siga de largo, no se le obliga comprar. Los de Fahrenheit (con dos “h”), son ejemplares asoleados o con algún problema de tapa, por eso su precio especial. Respeto su criterio de justipreciación, pero por supuesto, difiero.
La apelación a la lástima pierde significado por el solo hecho de estar enmarcada, en una ficción anunciada a gritos.
Nunca fue mi intención lucrar con el libro. Después de vender la primera edición, he cubierto apenas los gastos de impresión. Regalé algunos y no me pagaron otros. Pero yo sé, que el arte, en términos materiales, es mal negocio. Es más, mis costos de oportunidad son altísimos, pues dejo de hacer cosas que sí me resultan rentables.
Con respecto a su opinión, le digo que concuerdo en parte. Admito mis errores. Aclaro que al publicarlo, fuera de algunas dudas, pensé que obraba en lo correcto. Nunca me arrogué el título de escritor; incluso en el prólogo del libro y en uno de sus capítulos, lo aviso, creo, perfectamente. También concuerdo en escribir menos y leer más, y eso vale para todo el mundo. No olvidemos: escribir también es un derecho tan personal como discrecional.
Bien, hablemos ahora de usted. Desde el primer mensaje pude notar una tremenda carga negativa. No sé si de odio o de envidia, al punto de exceder el texto, puesto que éste, es “vacío y con total ausencia de ideas”. En todo caso, la podrá aburrir, nunca ponerla tan odiosa.
Me animaría a emitir un diagnóstico: “Odio producido por la envidia”.
En ese caso, el foco del encono ya no son mis escritos, sino mi persona. Y ese es otro cantar.

Anónimo dijo...

Envidia de su talento quizá?
"Su persona" me es por completo desconocida, y no tengo el menor interés en conocerlo. En sus escritos puede leerse entre líneas un claro menoscabo del género femenino (y sería una obviedad si me responde esto tildándome de feminista o lesbiana, así que no se gaste, no soy ni lo uno ni lo otro)y un desconocimiento total de la psicología femenina.
A tal punto llega su menoscabo que anuló mi mensaje anterior.
Sepa que mi pasión es la literatura, y los profanos me producen un malestar incómodo.
Ud. no es original ni para defenderse, cae en el lugar común de todo mediocre al decir "nunca me arrogué el título de escritor" y "nunca fue mi intención lucrar con el libro".
Esas frases las leí y escuché personalmente decenas de veces, aunque ya estaba advertida que eran argumentos comunes de escuchar a través de los escritos de Henrry Lagneau.
Sea valiente y responsable, no elimine los comentarios, porque solo consigue darme la razón cuando lo hace. Su orgullo herido contradice sus argumentos.
Y su falta de ingenio no me pone odiosa, al menos no desde lo personal como Ud. se imagina. Pero si necesita creerlo para aliviar su sufrimiento, se lo permito.

Ingeniero Gómez Orlando Andrés dijo...

Eliminé su mensaje y también el mío porque involucraba a terceros, el mío por sugerencia, el suyo por nombre. Y debo admitir, en ese sentido, fuí demasiado rápido, sobre sospecha, sin tener certezas.
Respecto a lo demás, no me agrega nada nuevo, pues lo tengo bien meditado y sé quién soy. Sus comentarios y prejuicios me tienen a esta altura, sin cuidados.
Y créame, desarrollo actividades más lucrativas que la de vender un libro.

Ingeniero Gómez Orlando Andrés dijo...

Adjunto para la del sombrero.
Le recuerdo: todo lo que escribió en mi contra, también habla de usted.

Ingeniero Gómez Orlando Andrés dijo...

Esto escribio "la del sombrero" el 04/04/08. Suprimí el comentario por mostrar un nombre. Dice la ilustre mujer:
"Lo suyo no es gratis. Su libro, de pésima factura técnica, vacío y con total ausencia de ideas, pretendió ser vendido a $25-. Por suerte en las bateas de Farenheit sus valores se aproximan a lo justo y está entre las ofertas de $8-.
Creo que aún están sobrevaluados. No es digno de un escritor apelar a la lástima para intentar una venta. Separe las aguas. Quiere ser escritor o quiere hacer un negocio? Y si quiere hacer un negocio, esconda las intenciones, porque el peor destino para un artista es ser descubierto en sus ambiciones materiales.
Y para terminar, debo decirle que es un muy mal adivinador. No soy XXXXXXX. Ella no se hubiera
molestado por debatir en su espacio y menos ante su infundada acusación.
Escriba menos y lea más."

Anónimo dijo...

muy mala la idea ingeniero , de inventar un comentario como la del sombrero y despues contestarse usted mismo , esta bien que no lea nadie su blog , pero yo es la primera vez que entro y enseguida me di cuenta .....todo es una farsa....
para la cultura del blog , le recomiendo postear mas corto , sino , dediquese a imprimir libros y nada mas.
cordialmente .
el uflac.

Ingeniero Gómez Orlando Andrés dijo...

Crea Usted lo que quiera uflac.

Niño indecente dijo...

Como le va Gómez? Me he pegado una vuelta por estos lares a ver como andaba la cosa y noto que tiene un público un poco hostil... No es fácil evidentemente contentar a todos.
Saludos.

Anónimo dijo...

bueno ,... veo que por lo menos en las respuestas a los comentarios es un poco mas breve que en los post , siga asi , le ira mejor seguramente.
cordialmente .
el uflac.

Ingeniero Gómez Orlando Andrés dijo...

A Melancólico y fatal:
Gracias por su compañía, tan útil en los momentos aciagos que me tocan vivir.
Siempre lo visito, a veces con mensajes del ingeniero, o como anónimo.

Ingeniero Gómez Orlando Andrés dijo...

Estimado Uflac: se me ocurren tres opciones.
a)Que haya inventado la historia para promocionar mi libro, incluyéndolo a Ud. también.
b)Que haya inventado todo, pero preso de la locura, estoy convencido de la existencia real de "la del sombrero" y de "Uflac".
c)Que los mensajes sean reales.

Ingeniero Gómez Orlando Andrés dijo...

A la del sombrero: Con las pingües ganancias que me dejó la venta de mi primera edición, planeo: Comprarme una Ferrari "Dauphine", comprarme una casa con atracadero en "Ford Luderdale" (EEUU) y viajar por todo el mundo con mi amante, la hermana menor de Carla Brunni.

Niño indecente dijo...

Gómez debo confesarle lo siguiente. Hace un par de años leí su libro. Será por eso que me causa empatía este sitio. Seguiré pasando. Saludos.

Niño indecente dijo...

Gómez debo confesarle lo siguiente. Hace un par de años leí su libro. Será por eso que me causa empatía este sitio. Seguiré pasando. Saludos.

Anónimo dijo...

bueno , don gomez , veo que su blog ha comenzado a funcionar , todos los dias hay comentarios nuevos , se repiten , sigue inventando historias , y hasta casi me hice fan de su blog, mire ... casi le digo que me voy para fahrenheit a comprar su libro . despues le cuento.
un saludo.
uflac.

Ingeniero Gómez Orlando Andrés dijo...

Estimado Uflac: La perra loca desdentada tenía bastante razón: sepa bien que no comprará literatura, solo un montón de delirios autoconvocados en una época brava de mi vida.
Ahora convengamos, a 8 mangos, no va a perder Ud. mucho dinero. En todo caso, use las páginas para encender el calefón. Quedará hecho.

Ingeniero Gómez Orlando Andrés dijo...

A melancólico y fatal: Es una grata sorpresa su aviso, ¿lo compró o se lo prestaron?
¿Le gustó?
Sepa que los que vendí personalmente (96%) tenían garantía; el compromiso era: si se devolvían sanos, reintegraba el importe (solo uno me rebotaron).
Corre para Ud. el privilegio, ya casi mi amigo.

PD: no es extensivo para las perras locas desdentadas.

Tierno Senator dijo...

Ingeniero, vengo a solidarizarme con Ud. por la buchoneada de mala fe y con pésima leche que le hicieron en otro blogg. Reciba mi apoyo y, como dejé comentado en el otro sitio, no vaya a creer que esta solidaridad lo librará de que vayamos con los muchachos del Fisgón a robarle dos vacas.
Ya acondicionamos la Estanciera de Elena y está listo Toro Viejo, con su implacable Tramontina, para degollarle el ternero más próximo al alambrado.
Un fogón es un fogón, y con vaca robada es más rico.

Niño indecente dijo...

Hago mias las palabras de Marmotazo con una añadidura: he eliminado y lo seguiré haciendo todos los comentarios viles que haya contra ud o quien pise santazorrita.

Anónimo dijo...

Ingenireo Gomez, apure el tranco que en el contador ya lo paso el espantoso blog de Cronopio!!!!!!!!!!!!!!